sábado, 10 de agosto de 2013

La lancha en el lago



Lo que había sido un campo extenso lleno de árboles, arbustos y venados, era en la actualidad un lago que se extendía hasta el horizonte, debido a la construcción de una represa en las afueras de una ciudad minera.

Alrededor de esa masa de agua, empezaron a mudarse pescadores, que pronto aprovecharon los peces que fueron habitando el lago para su bienestar económico. Lo que había empezado por un grupo de trabajadores, se convirtió en una pequeña comunidad.

En medio de ese lago infinito estaba Konrad, de 43 años, de piel blanca, cabello y barba rojiza. Usando lentes para el sol y una gorra azul oscura con las letras NY en el frente.

Konrad estaba acostado en su lancha con la quinta cerveza del día. Vestía una camisa de flores azules y unos pantalones largos color crema.

Al lado, de Konrad, una cava y delante de ella una blusa de colores y un pantalón corto de blue jean, en el suelo de la lancha.

El silencio del lago es interrumpido por el ruido ensordecedor de una lancha que va en dirección a donde está Konrad. Avanza a toda velocidad y con el rotulado de "policía" a su lado.

La lancha de Konrad subió y bajó con las olas producidas por el navío. Al navegante no pareció perturbarle mucho.

A bordo están dos policías. luis García, 39 años, moreno de bigotes, con más peso que el que sus rodillas pudieran aguantar. Viste el uniforme azul de la estrella plateada de plástico en el pecho.

Luis García
Señor Konrad. ¿Cómo esta usted?

Konrad
(levantando su torso)
¡Hola Luis! ¿Cómo te va? ¡Hola para ti también Arnaldo!

El policía que manejaba la lancha saluda en silencio con su mano.

Luis García
¿Está usted bien, señor Konrad? Ya son las 4:00 de la tarde y me dijeron que usted salió temprano en la mañana. ¿Se le acabó la gasolina o algo?

Konrad
No... no... nada de eso. Solo agarrar mucho sol. Eso. Y mucha cerveza también. Míreme, Luis, soy un camarón.



Konrad rió a todo pulmón. Luis García apenas mostró los dientes.

Luis García
Sí, sí, ya veo señor Konrad. Pero ¿Dónde está su amiga?

Konrad
¿Cuál amiga?

Luis García
Carla... Carla González. Sus padres están preocupados, usted sabe como es la gente del pueblo.

Konrad
¡Ah Carlita! (tomó otro trago) pues ella ha saltado al agua, luego se volvió a montar en esta lancha. Le pregunté si le ha gustado el paseo y que si quería hacer el amor. Me dijo que no. Le disparé en la cabeza. Cayó al agua... su cuerpo debe llegar en cualquier momento a la orilla.

Arnaldo saca su pistola. Luis García mantiene la calma, pero tiene su mano en su cinturón.

Luis García
¿Qué?

Konrad ríe. Suelta su lata y la lanza al piso de la lancha.

Konrad
¿Quieren una cerveza, chicos?

Luis García
No... no... no queremos nada ahora. Pero señor Konrad¿Cómo es eso que le disparó a Carla González?

Konrad
Así

Todavía sentado en la lancha, Konrad sacó de la cava dos pistolas plateadas, cuyo brillo cegó a los policías, que reaccionaron tarde ante el ataque del pelirrojo.

En un abrir y cerrar de ojos, Konrad había acertado a la frente de ambos patrulleros. El cuerpo de Arnaldo quedó encima de los controles. Luis García cayó al agua tan pesado como una roca.

Konrad
Es una lástima... Tanto que me gustaba este pueblo.




Fin

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