jueves, 8 de agosto de 2013

Seis (6)

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La carcajada descontrolada de Robert Hannigan era lo único que sonaba en el porsche de la casa de los morochos. Ya era medianoche y no pasaba un carro, como era costumbre. Las casas aledañas estaban en silencio sepulcral.

Así como Armando, quien resistía el dolor de la bala que le había rozado el hombro. La herida no era profunda, pero ardía. El improvisado torniquete que le aplicó Hermes empezaba a aflojarse. Julia estaba a su lado, temblando, pendiente de Rafaela que parecía desmayarse en cualquier momento a causa de los golpes que le propinó Robert.

Alfonso disimulaba su lucha por quitarse las amarras, pero las grapas de plástico se hacían más fuertes con cada movimiento suyo. Sin embargo, las de las piernas ya habían bajado hasta la altura de sus talones. Estaba cerca de desatarse.

Krystal estaba fría. No sabía que decir ante las últimas palabras de Robert. Armando fue quien rompió las risas del invasor.

Armando
Robert... Robert... ¿De qué carajos hablas? ¿Cómo que Krystal estaba destinada a Alfonso?

Robert cambió la cara. Estaba serio y con la mirada perdida. Apuntó a Armando y se mantuvo en lo más alto de la escalera.

Robert
Vuelve a contradecirme y la próxima vez no fallaré. Te metere un fucking tiro en la cabeza.

Krystal (protegiendo a Armando)
Si quieres matar a alguien. Hazlo. Tendrás más razón de que esté muerta a que yo sea para Alfonso.

Alfonso (sorprendido)
Vaya, disculpa si te ha ofendido con que estemos juntos.

Krystal
No es eso mi amor, pero si eres gay, cosa que no me importa, es obvio que no podemos estar juntos. A mi me falta algo en mi cuerpecito que te gustan de otros cuerpos.

Krystal y Alfonso ríen. Robert los ve moviendo su arma de un lado a otro.

Armando
Sí, aunque con la suerte que ha tenido Krystal con los hombres, sería una raya más para el tigre.

Todos ríen. Incluso Rafaela hace unas carcajadas a pesar del dolor. Robert grita.

Robert
¡Stop, stop, stop! ¡Lo están haciendo otra vez! Estoy aquí enfrente de ustedes, tratando de caerles bien, de ser parte del grupo y ustedes se ríen como sino existiera ¡Me tienen harto!

Armando
Pero ¿Qué pretendes, Robert? Vienes con un arma. Le caes a golpes a Rafaela, drogas a Alfonso y también quieres que te caigamos bien. No te entiendo.

Krystal
Y yo entiendo menos eso de que yo estoy destinada para Alfonso. Me gustaría que te explicaras.

Por primera vez en al noche, Robert se sentó. Su mirada cambió de ira a diversión, como si estuviera hablando de un viaje que hizo a Disney.

Robert
Fíjense, cuando me sentaba a verlos cada noche, empecé a comprender lo que pasaba. Veía los chistes, las reacciones de cada uno de ustedes y ahí se mostró el destino de cada uno de ustedes.

Las risas habían desaparecido. Cada rostro reflejaba tensión. Mientras Alfonso seguía bajando las ataduras de sus piernas, ya estaban a punto de finalizar el talón.

Robert
Lo vi clarito. Krystal... como les adelanté... con su belleza única, su figura perfecta, su rostro hipnotizador, terminará con Alfonso, el más preocupado por su cuerpo. Un hombre que sabe cuidarse a si mismo, sabe como cuidar a una bella dama como Krystal... y está Rafaela, la mujer más fuerte que he conocido, apenas le he dado una docena de golpes y todavía está ahí, parada, resistiendo...

Armando fue detenido por Krystal y Alfonso, quería atacar a Robert, quien colocó su revolver cerca del cráneo del morocho. Hermes y Julia quedaron fríos viendo el arma más cerca, estaba junto frente a sus ojos.

Robert
Armando, please, dejame continuar... (bajó el arma. Armando se echó hacia atrás)... en fin... Rafaela es fuerte, tan fuerte que puede proteger a.. justamente a ti, Armando, que eres tan débil, tan callado, tan parte de la manada.. ustedes serán un matrimonio ideal. Con muchos niños... y por supuesto, quedan los inteligentes del grupo, los cerebros. Sus conversaciones son tan elevadas en el plano intelectual que harán una danza de potencialidades, fórmulas químicas y experimentos biológicos que los hará enamorar. Julia heredará la casa y hará un jardín de especias, con orégano, albahaca, ají picante... beautiful... verá crecer los retoños mientras crece su viente con el primogénito, hijo de Hermes... Es una linda historia...

Hermes no pudo evitar soltar una lágrima. Julia estaba temblando, al igual que Krystal. Armando trataba de entender lo que decía Robert. Rafaela se estaba recuperando y crecía su rabia contra el agresor. Alfonso ya se había liberado las piernas.

Armando (en tono contestatario)
Así que lo tienes todo resuelto, ¿Eh, Robert? Veo que tienes la historia perfecta de nuestras vidas... pero no sabes cuanto estas equivocado. ¿Sabes por qué? Porque no nos conoces. Porque te quedas con la superficialidad de nuestra imagen desde la acera de enfrente, pero te voy a decir algo. Por mucho que quiera a mi Rafaela hermosa, nunca pudiera ser su novio ¿Sabes por qué? Porque los ojos con los que veo a Rafaela son los mismos con los que veo a mi hermana Julia y así veo a Hermes y a Alfonso ¡Como mis hermanos! Pero eso no lo entenderás nunca, Robert, porque tu no tienes amigos para saber lo que se siente.

Rafael volvió a llevar la pistola a la frente de Armando.

Robert
Te advierto que te estás pasando de la raya. Su destino ya está escrito... tu terminarás con Rafaela.

Rafaela (en tono desafiante)
¿Por qué tu lo digas? Estás loco, chico, además, ¿Cómo sabes que no tengo novio yo?

Robert llevó su pistola a Rafaela

Rafaela
¡Porque te olvidaste de mi! Y sí, tengo novio desde hace un año ¿Sabes por qué no lo sabes? Porque no me conoces. Porque no tienes ni idea de lo que hemos pasado juntos Armando y yo. Para tu información, aunque no tengo porque decírtelo, Armando me ayudó a superar mi depresión cuando no fui aceptada en la universidad, cuando estuve desempleada por casi dos años ¿Cómo te quedó el ojo? Resulta que YO soy la débil y Armando es el fuerte.

Rafaela escupió los pies de Robert. 

Robert (con el dedo en el gatillo)
You fucking bitch...

Alfonso saltó con sus manos atadas pero con sus pies liberados hacia el demente, que dejó escapar un tiro que penetró el metal del portón. Armando y Hermes también se abalanzaron sobre el atacante. Alfonso intentaba empujar hacia el piso a Robert con su hombro y lo logró. Al caer, su arma salió volando. Hermes lo tomó por las piernas y Armando le apretó el cuello. Krystal voló hacia adentro de la casa con Rafaela y Julia.



La pelirroja regresó con unas tijeras y cortó la grapa de Alfonso. Mientras los chicos trataban de controlar a Robert, Alfonso entrelazó sus dedos, mostró las palmas al frente, estiró los brazos y pareció sonar cada hueso de sus extremidades. Mostró una sonrisa malvada.

Alfonso
¿Nunca has visto a un gay... molesto?

Alfonso saltó sobre Robert y empezó a molerlo a golpes. El catire apenas podía defenderse con Hermes tomando sus piernas. 

La sirena de la policía sonó. La patrulla había regresado. Andrés salió corriendo hacia la casa, apuntando con su arma.

Andrés
¡Quieto todo el mundo!

Alfonso se quitó de encima de Robert, quien apenas respiraba pero estaba consciente. Hermes se levantó y Julia salió de la casa, con las llaves en mano. Le abrió al oficial, mientras que Krystal y Armando se abrazaban.

Andrés
¿Qué es todo esto?

Julia
Nuestros amigos aparecieron, señor Andrés. Ese muchacho los secuestró y los trajo a la casa.

Andrés (apuntando a Robert)
Ciudadano, levántese.

Alfonso
Creo que no responderá por un buen rato

Andrés
¿Usted le dio esa paliza?

Alfonso
Yo...

Hermes
... yo también le di

Armando
Yo también lo golpeé

Andrés
Bueno, bueno, bueno, digamos que se estaban defendiendo. Carlos, llévate al catire.

El segundo oficial entra a la casa con su arma apuntando a Robert, quien intenta levantarse del jardín de la casa de los padres de los morochos. Como puede lo levanta y con un lento caminar llegan a la camioneta de la policía. Le coloca las esposas y lo mete en la parte de atrás. 

Hermes le entrega la pistola de Robert a Andrés.

Andrés
Vamos a la comisaría para que presenten cargos. ¿Quién va conmigo?

Hermes
Yo. Solo permítame vestirme para la ocasión y voy con usted.

Krystal
Julia, acompáñalo. Yo me llevaré a Alfonso, Rafaela y Armando que necesitan un médico.



Así se separa el grupo. Hermes y Julia van a la comisaria y Krystal se lleva a los lesionados a la clínica que esta a 10 minutos de la casa de los morochos.

Krysal manejaba el malibú y a su lado estaba Armando, quien le agarró la mano. La pelirroja respondió con una sonrisa.

Pasaron dos años en calma...

Krystal estaba vestida con una bata de color turquesa. Sentada en el porsche de la casa de los morochos con sus piernas cruzadas, dejando mostrar sus torneadas piernas. Su barriga era enorme, incluso para su estado, ya tenía ocho meses de embarazo. 

Mientras tomaba té frío, Krystal le sonreía a Armando quien estaba plantando una mata de orégano en el jardín donde había caído Robert aquella noche. El morocho estaba sin franela, el sol le golpeaba sin piedad en su espalda que estaba bañada en sudor.

Finalmente terminó de plantar la planta y se fue al lado de su amada, la abrazó y la besó.

En la acera de enfrente, Hermes tocó la corneta, desde adentro saludaban Alfonso y Rafaela. Julia se despidió de su hermano y su cuñada vistiendo una minifalda y la parte de arriba de un traje de baño.

Julia
Gracias hermanito por plantarme la matica de orégano. Luego siembrame la de romero, por favor. ¡Nos vemos más tarde!

Armando sonríe y entra a la casa.

Armando
Ya vengo, voy a tomar agua.

El carro de Hermes arranca, pasa por al lado de la plaza llena de malezas y monte que estaba frente a la casa de los morochos. Desde ahí, entre los arbustos había una figura humana que casi no se movía.

Krystal trató de fijar su vista en la plaza, creyó haber visto algo moverse ahí. Se levantó y caminó hacia adentró de la casa. Cerró la puerta con seguro.

Fin

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